Oración para la Ceremonia de Echar las Cenizas de Papá al Mar...

Por fin, hoy 19 de noviembre, nos hemos reunido para dar cumplimiento a la voluntad de mi padre, Jorge Reyes, de esparcir en el mar las cenizas de lo que fuera su cuerpo, el lugar que cobijó su espíritu en esta vida.
Por fin, a 6 años de su muerte, nos damos cita aquí, donde afloran recuerdos felices y llenos de luz, con alegría y paz en el corazón, para entregar a este mar tan querido los restos de nuestro amado Jorge.
Ahora, que sus cenizas pasarán a formar parte del Universo Marino, El volverá en cierto modo, de alguna mágica manera, a formar parte de la vida nuevamente, al mezclarse sus moléculas con los peces, las rocas y los pequeños animalitos que nacen y se alimentan de lo que hay en estas aguas.
Papito:
Así como tu Alma ha ido veloz a fundirse en la eternidad invisible del Señor,
así tu cuerpo que fue tan frágil y a la vez tan fuerte, irá a fundirse ya en este océano sin principio ni fin...
Así como el fuego incandescente que es tu alma se ha marchado sin titubeos a hacerse uno con el fuego de Dios,
así tu cuerpo, purificado por las llamas, se convertirá luego en nuevo alimento para la vida.
Porque pronto vendrán soles y lunas y tú te evaporarás, te elevarás hacia el cielo una vez más, pero ahora para ser nube de algodón que dejará caer sobre nosotros su fresco mensaje en la lluvia. Y he aquí que serás parte del maravilloso ciclo de la vida y serás Uno con nosotros para siempre. Y estarás en el aire que respiramos, en la tierra que sembramos, en las conchitas que cada cierto tiempo, vendremos a recoger para ver si descubrimos tu rostro dibujado en alguna de ellas...
Entonces sucederá, papito, el milagro de que seremos hijos, hermanos, nietos de la tierra que nos acoge, puesto que tú serás, a partir de este instante, el nexo mágico entre ella y nosotros.
Y así, con el paso del Tiempo, estemos donde estemos, cada uno se preguntará asombrado si aquél pájaro, aquella flor, aquella brisa que nos acaricia el rostro, no será nuestro Jorge que anda por ahí y que nos viene a saludar y a decirnos que nada se acaba y que todos, antes o después, hemos estado presentes o vamos a estarlo en todos los aspectos de la existencia, no importa se es como una dulce flor o como una gran montaña, si como una tímida gota de agua o como un ser humano. Porque todos, en esencia, estamos hechos de lo mismo y cada uno es continuación del mundo y del propio Dios.
Entonces, no hay razones, papito, para decir adiós o hasta pronto, porque ni tú te has ido, ni nosotros, los que te amaremos siempre, dejaremos de verte caminando a
nuestro lado, o de reconocer tu voz en el viento. Y aunque las fotografías guardadas comiencen a borrarse y la frágil memoria de nuestras vidas desaparezca, estoy segura que siempre habrá un espacio en el tiempo, un granito en la arena, una mariposa recién nacida o un rayo de sol al amanecer que lleve tu nombre, querido Jorge.

Tu Hija.